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OPINIÓN

Chupacabras contra chupamirto

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Escrito por: Mtro. Ramiro Cisneros García*

Hacía mucho tiempo que no escuchaba hablar del “chupacabras”, ente que hace rato estuvo ocupando lugares de privilegio en el ranking de audiencia de los televidentes y de los radioescuchas, del cual, se hacían las más variadas conjeturas sobre su origen, pero más sobre la figura, forma y presencia de la extraña criatura. Los animales, preferentemente cabras, aparecían sin una sola gota de sangre como por arte de magia y nadie encontraba explicación alguna. Había lugares del medio rural en los que se había desarrollado un temor generalizado sobre todo por desconocer la apariencia y el por qué las víctimas quedaban entre pálidas, escuálidas y macilentas y sin duda alguna, bien muertas y despedían un olor casi sobrenatural. Se decía que era un monstruo bípedo, es decir, de dos pies, de un metro aunque hubo quien dijo que cuando fue atacado por la bestia, calculó que medía como sesenta centímetros y que tenía la piel blanda y viscosa y, que despedía un olor nauseabundo,  como a podrido o a mortura. Los medios aprovecharon el morbo y sensacionalismo no ajenos a nuestra idiosincrasia logrando provocar en algunos casos, una histeria colectiva y entonces, surgieron por supuesto los testigos, los increíbles reportajes y las más estrujantes historias del repugnante y misterioso ser. Especulaciones solamente. Sin embargo, no había ninguna explicación válida pese a que se habló de que se trataba de coyotes a los cuales un ácaro les había provocado escabíasis y pérdida del pelambre… casi como la sarna o la roña, pero  la explicación no fue del agrado de la población ni convenció a las personas que tenían auténtico pavor al espantajo monstruoso que fue descrito como provisto de enormes colmillos, piel escamosa y que gustaba atacar a las cabras pero también a las personas como constaba por algunos testimonios fehacientes. Durante el desarrollo de la leyenda, se llegó a pensar que bien pudiera tratarse de seres extraterrestres que empezaban a invadir nuestro planeta de manera sigilosa pero efectiva, cruenta y terrorífica. Las personas,  en  las comunidades pero también en el medio urbano, cerraban y atrancaban puertas y ventanas para evitar que la criminal criatura lograra introducirse a la casa y hacer de las suyas; algunas personas contrataron herreros quienes hicieron gala der imaginación haciendo de las casas, estancias seguras, inexpugnables con algunos mejicanazos. Cueste lo que cueste porque la vida y la seguridad  de la familia no tienen ´precio. Hubo, ya se dijo, retratos hablados de ese ser infernal con aspecto de lobo pero con colmillos de vampiro y la mirada fiera y amenazante e inyectados los ojos con sangre. Dios nos ampare y nos libre. También se atribuía a que hemos conformado y procreado una sociedad sin escrúpulos, sin principios y totalmente alejada del temor de Dios y bien merecido tenemos que eso nos pase por descreídos y por no acercarnos a lo bueno como el Señor manda. Y, también hubo quienes pensaron que se trataba de un nahual que se reviste del  aspecto de varios animales. Los menos, dijeron que se trataba de un alma en pena a la que se le había permitido venir a darnos un escarmiento y una reprimenda para que modificáramos nuestro comportamiento pero queda claro que ni así entendemos. No tenemos lucha dijo una viejecita y añadió: diantre de animal. La imaginación popular, alimentada por los medios de comunicación, especialmente los noticieros y los programas  faranduleros  se llena de fantasías e imágenes de una riqueza y de un colorido extraordinario. Ahora hay muchas personas que padecen ese apodo que se ha hecho popular. La historia, la leyenda o el mito con el paso del tiempo, se fue diluyendo como se han diluido las apariciones del diablo bailando el “tiburón, tiburón” canción que entonaba Mike Laurie, aquel de “la rajita de canela” y ”el 039” aquel que  se  llevó y no sabemos para donde ni con que fines a la  morena que ahora es de un político afamado.

Desde hace mucho tiempo no se sabe nada del temible chupacabras que para estas fechas ha sufrido un desprestigio tan humillante que lo ha llevado prácticamente a la extinción o a ser el hazmerreir de los entendidos y los escépticos. Chupacabras, bah.

Hubo quienes dijeron que esa historia además de infame y corriente había sido soltada como un distractor por aquello del “error de diciembre” , el levantamiento de los zapatistas en Chiapas y la muerte de Colosio Murrieta y hasta llegaron a crear un cartón en que el  animalejo aquel era un ser orejón, pelón, innombrable. Dijeron que era una bola de humo, un señuelo y que con esa historia nos habían hecho poco menos que tarugos y nangos. Muchos años después apareció una señora de aspecto poco femenino a la que llamaron la mataviejitas pero que nunca alcanzó la fama ni la notoriedad del ilustre chupador de sangre y tampoco se desarrolló una leyenda en torno a ella porque la aprehendieron, la juzgaron y le dieron una sentencia larga que compurga porque en este país no hay impunidad y porque el que la hace la paga.  Sí, ahora está en la cárcel. Refundida.

Ahora, en estos días por venir, saldrán a las calles algunos especímenes que tienen la intención de seguir chupando la sangre y de seguir viviendo a sus anchas a costillas de los demás y de los altísimos presupuestos que se esfuman sin que logre hacerse algo que valga la pena, !Cuidado¡, se dedicarán a succionar la sangre y todo lo que se pueda, de quienes lo permitan; de los que se crean sus cuentos; de quienes piensan que la luna es queso y que por lo mismo, son fáciles presas de sus engaños y promesas. Seguramente los hay honestos y con buenas intenciones y propósitos de realmente ayudar a los demás y de crear mejores oportunidades para todos. Al igual que el chupacabras, atacarán en la oscuridad y cuando  les opongan resistencia utilizarán las amenazas como un arma disuasiva porque no pueden permitir que ya no se les crea y que ya no tengan el poder del convencimiento con sus clientes,  antaño seguros y fáciles de manejar y hoy, malagradecidos y queriendo agarrar otros rumbos. De nosotros dependerá ser víctimas y parte del presupuesto para la compra de votos. Somos nosotros quienes tenemos un precio según ellos pero es posible que eso sea lo que valemos. Es decir: nada como ciudadanos irresponsables. Sin embargo, debemos enfrentar los embates; ya anunciaron que van a hacer una campaña cercana a la gente para que los conozcamos; eso quiere decir que nos van a visitar y además de representar y ser un enfado, nos darán la  oportunidad de verlos aunque sea por única vez porque entre tantos que vendrán habrá muchos perdedores que van a rumiar su derrota y tardarán en recuperar su autoestima. Esto va a suceder porque muchos son improvisados, sin experiencia en estas lides y aunque de muy buena voluntad y buena fe. La realidad siempre supera  cualquier fantasía tratándose de la consecución del poder. Mi nieto Alexis le  dijo un mal día a mi esposa: tía, te va a llevar el chupacabras porque él se lleva a los viejitos y a las viejitas. Ese personaje del imaginario popular, todavía no sé cómo llegó al niño ya que en ese tiempo tenía escasos cinco años pero le gusta el chisme y la fama del chupacabras está presente todavía. Fue Alexis quien me recordó a ese monstruo, tan letal como “el monstruo de la laguna negra” que tanto asustaba a mi hermano mayor quien asustado y con sueños perversos y de espantos se iba al catre de mí abuela. La verdad, y lo que sea de cada quién, yo les tengo mucho  temor a esos que ya vienen  en camino porque en el afán de lograr sus objetivos vendrán acompañados de un equipo poderoso y capaz de convencer hasta al que oponga más resistencia y hasta es probable que algunos traigan una bolsa con circulante, también llamado dinero. Una parte se la van a embolsar acostumbrados como están a chupar.  Pero, sea cual sea el resultado de sus visitas yo preferiría por mucho que llegara ese personaje entrañable y hasta le daría, ténganlo por seguro, mi voto y es que, hasta película infantil le hicieron en el año 2016 y  se llama: La leyenda del chupacabras. Platicaba hace ya varios días con un buen amigo quien además de ser un profundo conocedor de música y un político socialmente comprometido; que hace ya mucho tiempo, cuando la Feria de Colima se celebraba entre las calles Aldama, Del Trabajo y Calzada Galván; en la Unidad Deportiva Morelos. Allá, cerca del Club Rotario  colocaban lo que conocíamos como las “terrazas” y allí se presentaban grupos musicales que en ese tiempo eran importantes como “ “Los Jonnhy Jets” y los  “Yaqui” y en algo que simulaba jaulas  bailaban al ritmo de “Es Lupe” o “Diablo con vestido azul” las  Chicas a go go. También venía a darle realce a la Feria de Colima, la extraordinaria “Carpa de Chupamirto” y quien daba nombre a ese pequeño teatro popular era el  mísmísimo Chupamirto probablemente dueño o por lo menos la atracción principal:, simpático, alburero y sobre todo muy cercano a la gente, interactuaba, se dice ahora.  Con sus chistes subidos de color  divertía a quienes íbamos a mirarlo y a escucharlo. En una de las ferias, presentó  a unos cantantes muy jovencitos  que se hacían llamar  “Los picolinos” y  que luego tuvieron éxito con una canción que  se escuchaba en la radio y que se llamaba: “Yo, tú y las rosas”. . Que personajes tan entrañables nos han visitado…Chupamirto queda en la memoria y la añoranza de muchas personas; el Chupacabras de repente aparece y los niños no le tienen ni el uno por ciento del miedo que le teníamos. Los tiempos cambian y traen otros vientos y ojalá que esos vientos lleguen con fuerza y se lleven a los nuevos e increíbles chupasangre. Antes de cerrar el escrito recordé una canción que quizá le hubiera gustado al señor Chupamirto y hasta es probable que alguna vez la haya cantado y que dice así: “quisiera ser picaflor y que tu fueras clavel para chuparte la miel del capullo de tu boca”.  Chúpale pichón.

* Asesor en la Escuela de Trabajo Social “Vasco de Quiroga”

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